Pinta aquí, pinta allá ♪

Entra dando saltitos a la sala de arte. Acababa de cumplir 4 años y aun no expresaba en un trozo de papel lo que sentía. Buscó por todo el lugar abriendo cajones y puertesitas hasta encontrar un lienzo y pinceles, pero.. ¿Dónde estaría la pintura?. Caminó en circulos hasta ver el ¡Estante de pinturas! - Si! - Exclamó con su aguda vocecita y subió rápidamente a una silla para sacar las pinturas de todos los colores!. Bajo varias veces con una latita de pintura hasta completar 5, con sus colores favoritos.

Entra a la sala de arte. Está aburrida y decide que un poco de pintura le ayudará. Ve a su hermana dentro.

- ¡Andróoooooooooooomeda! - le grita cuando llega a su lado. Ríe, tapándose la boca con una mano, mirando lo que hace su hermana.

Al escuchar el graaan grito se le resbalan varias latitas de pintura, que se abren y ensucian el piso. Se tapa la boca con las dos manos, mira a su hermana y ríe. - Bella!! - sonríe sin dejar de mirar lo que ha hecho, no sabía como poder arreglarlo

Sigue riendo ante lo que ha pasado. Señala las pinturas y vuelve a reír.

- Ahora todo es más colorido Meeda... - dice sin dejar de reír - Dejalas ahí, coge otras, los elfos lo limpiarán... - dice dejando de reír poco a poco.

Siempre había admirado a su hermana. Asintió y volvió a subir en la silla para sacar más latitas de pintura - Bella.. me ayudas con las latitas? - preguntó mirando las latitas que quedaban en el estante, aun habían varios colores para pintar

Se piensa el sentarse a ver como lo intenta, pero... no es tan mala tampoco. Baja a su hermana de la silla, con algo de esfuerzo pero con cuidado, y se sube ella, coge las latitas, y las va dejando en la mesa. Coge la última, la de color amarillo, y la deja encima de la torre de latitas.

- Ahí tienes Meeda - dice, sentándose en una de las sillas, con un trozo de papel y un lápiz.

Empieza a dar pequeños aplausos que resuenas debiles en la salita - Eres una genio! ¿cómo lo hiciste? tienes poderes? - pregunta ingenua, aun no se creía mucho eso que hacían sus padres con un trozito de palo. Tomó la latita amarilla, la abrió y huntó el pincel rosa, que era su favorito

Se queda mirando a su hermana con la cabeza rozando el papel. Sonríe de lado, extrañamente alegre de haber echo feliz a alguien, y más a su hermana.

- Todos podemos hacerlo Meeda... - explica, haciendose un poco la madura - Aunque quiero tener una varita como mamá y papá... - dice nostálgica.

- Es ese palito que usan para elevar cositas? - se rasca la cabeza intentando recordar lo que vió la ultima vez - Y porqué quieres una ramita Bella?

Con el amarillo dibuja un gran sol con una sonrisa - Magia? como la que hiciste tu con las latitas? - sonrie sintiendose importante al creer descubrir el significado de la magia